En la vida política de la mayoría de los municipios, en los cuales su población es activa, no faltan los momentos críticos que en muchos casos definen nuevos rumbos. Incluso aquí en Chía por la década de los sesenta y los setenta del siglo XX, ocurrían estas crisis momentáneas. Entonces la Alianza Popular Nacional y algunos jóvenes izquierdistas de la época, solíamos participar e incluso animar estos brotes de rebeldía que de cuando en cuando se presentaban.
Un poco más tarde, vino la elección popular de alcaldes, en un desafortunado momento en que los dineros del narcotráfico empezaron a correr por la venas de la pequeña economía municipal que, impulsada por estos dineros se fue transformando de una economía fundamentalmente agrícola y ganadera, en una economía comercial y urbanística. Las grandes propiedades que producían trigo, cebada, papa y maíz, se tornaron en conjuntos cerrados primero y luego en grades torres que albergan cientos de ciudadanos desde los estratos 2 y 3 hasta los del 4, el 5 y el 6. Los cerros tanto del oriente cono del occidente de la ciudad se transformaron en feudos con hermosas y muy costosas mansiones. Ciertamente el "progreso" fue notable. Y pongo entre comillas este término por dos razones; la primera porque todo esfuerzo de planificar el desarrollo y el crecimiento municipal se tornó inútil ante la influencia y concepción de la vida y el desarrollo social que tenían estos oscuros personajes que, incluso, desplazaron o coloran en segundo plano a quienes habían forjado sus capitales con su trabajo aquí, en este hasta entonces hermoso municipio. Por eso tenemos hoy un municipio sin vías, sin parqueaderos y con servicios públicos deficientes.
Pues bien, estas elecciones han ,mostrado el despertar de una juventud que de mil formas ha expresado su desacuerdo con lo que pasa aquí, en nuestra querida Chía. Y esos jóvenes son el grito de un pueblo que se asfixia, son la expresión de la protesta contra la absoluta estupidez con la cual se conduce el desarrollo municipal. Basta con observar cómo las calles de los barrios tradicionales de la ciudad, se convierten, poco a poco en parqueaderos y ver, además a las horas pico los monumentales trancones por todas partes. Los servicios públicos son insuficientes y la contaminación de los ríos se incrementa. En los últimos 12 años el problema de la Petar, ubicada junto al centro comercia Sabana Norte, no se resuelve y el intento de construir una vía alterna para salir hacia la autopista norte por el su, quedó en nada.
En realidad se trata de un problema más grave: la política, ya no comedio para organizar y promover la participación y la acción ciudadana, -tal cual la entendieron Gaitán y Galán- convertida en negocio; la política como medio de enriquecimiento personal y no como medio de servicio. El poder de establecer relaciones de cooperación, de crear estrategias para lograr la mayor y más comprometida participación de los ciudadanos, transformado en medio de dominación, discriminación y empobrecimiento de las clases media y baja de la sociedad colombiana. ¿A quién sirven todos esos antiguos politiqueros en Chía? A sus amos que llenaron de torres el campo y fortalecieron incontroladamente la inmigración hacia nuestro municipio, Pero, ¿es esto lo que necesita Chía en este momento? Rotundamente no. Si algo necesitamos es poner orden a al crecimiento municipal. Primero fortalecer el turismo, el deporte y la cultura en todas sus manifestaciones. Convertir a Chía en el primer y más importante centro de educación superior en Colombia, construir nuevas vías de acceso a y salida de nuestro municipio, traer medios de transporte no contaminantes, cómodos y rápidos para promover el turismo y facilitar la movilidad de la población hacia sus distintos destinos laborales. Buscar aliados , acercarse a Bogotá y otras ciudades vecinas para lograr el mejoramiento del transporte en todos los medios. y buscar la planeación regional, teniendo en cuenta que las ciudades en la Sabana de Bogotá cada día acercan más sus centros urbanos. En fin, darle la oportunidad a la gente joven no solamente de edad, sino principalmente de mentalidad y espíritu. Porque hay mucha gente con mentalidad vieja, y además con una ambición desbordada. Hay que preguntarse no solamente: ¿a dónde quiero llegar yo? sino también ¿en qué tipo de relaciones de poder me encuentro inmerso? ¿Soy parte de quienes hacen ejercicios de dominación o promuevo las prácticas libertad en mis relaciones con los otros? Realmente, ¿Qué quiero decir cunando digo que soy libre? Estos son parte de los fundamentos de la filosofía política y son también esenciales en lo que hoy llamamos las relaciones de poder.
Yo aprendí en mi edad madura y ahora en la vejez que aún tengo mucho que aprender respecto de mis relaciones conmigo mismo, con los otros y las otras, con la naturaleza y con Dios. Ahora me estoy preguntando: ¿en realidad fui un instrumento para la liberación del pueblo o, tal vez de alguna ,amera contribuí a su dominación? ¿Qué es eso que llaman la liberación y qué es la libertad tan evocada por todos los políticos? Se con certeza que nos equivocamos, aún quienes rechazamos siempre la lincha armada como medio de liberación, porque la experiencia de otros pueblos nos enseñó que ese tipo de lucha en realidad conduce a otro tipo de dominación. Pero si nos equivocamos en el verticalismo de las organizaciones construidas con el propósito de liberar y liberarnos, puesto que las enseñanzas de investigadores y constructores de pensamiento libre de verdad. como Foucault, Deleuze y otros. abrieron nuevas puertas para comprender la realidad de lo que ellos denominaron las relaciones de poder, concepto a través del cual comprendimos que el poder no es una cosa, no se posee, no se tiene, se ejerce y se ejerce cotidianamente en todo momento y lugar en cual los sujetos colocados frente a una realidad pretende modificar esa realidad e intentan actuar sobre las acciones de los otros, Eso es el ejercicio de poder. Y, entendiendo esto se comprende que no hay ejercicio de poder sino hay relación de unos con otros y que la dominación no es solamente un problema ético, sino también de estrategias. Y se comprende también que si quiero acabar con la dominación debo empezar por no ser yo parte de los dominadores. Es decir debo trabajar en una transformación personal a partir del análisis de mis experiencias.
Por estas razones, los invito a apoyar a Sebastián Moreno a la alcaldía de Chía.
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