Sin duda, el mundo entero se encuentra en un momento de confusión. Parece como si los paradigmas, más altruistas, por cierto, no los más comunes, pero si necesarios para la convivencia pacífica y el entendimiento social, ya no fuesen necesarios y como si se hubiera perdido el rumbo, hasta el extremo de que la cuestión más importante parece ser quién domina a quién, tanto en las relaciones interpersonales, como de grupo y entre las naciones, pero sobre todo en la política.
De otro lado, es evidente que las nuevas tecnologías avanzan a velocidades extraordinarias y que las inteligencias artificiales, el producto más importante de estas tecnologías, se constituyen en una amenaza, puesto que desconocemos el grado de autonomía que alcanzarán, de modo que surgen varias inquietudes: ¿Cuáles campos de la actividad intelectual, que hasta ahora parecían exclusivos de los humanos, no serán tomados y desarrollados por esas inteligencias? ¿Tendrán ellas, -además de las conexiones neurológicas que nos permiten pensar y crear tan eficientes aparatos para el trabajo-, la sensibilidad, la empatía, la capacidad de compadecerse y solidarizarse ante tanto dolor, desolación y miseria causada por la ambición de riqueza, ¿de prestigio, de control y de “poder”? Valores, estos últimos, indiscutiblemente centrales que, hasta ahora, han motivado las acciones de la humanidad. La cuestión es que en este momento escribir un libro, o un informe, o pintar un cuadro, o diseñar una máquina, es cuestión de suministrarles a una de esas inteligencias los insumos adecuados para que ella lo haga en minutos. Pero, sentir, conmoverse, solidarizarse, amar, compadecerse, ¿estarán dentro de las capacidades, o competencias de esas inteligencias, como suelen decir los expertos en desarrollo económico y empresarial?
Pese a que esto supondría que cualquier persona puede pedirles que diseñen la máquina que necesita, ya que esto supondrá igualmente una disminución en los costos de mano de obra, al sustituir a los técnicos en el diseño, supongo que los costos de ejecución del proyecto. , por el contrario, subirán Ya hoy, esa tecnología se ve como una amenaza para quienes están trabajando o buscan cómo engancharse al sistema laboral. Parece también cierto que esta amenaza confunde y crea zozobra en todas partes. ¿Qué es más importante? ¿La máquina o el ser humano? Ya Marx había supuesto una situación como esta y habló de una liberación del trabajo asalariado cuando esta situación se presentar. Predijo también una reorganización social y mayor tiempo para el ocio y la recreación cuando esto sucediera, liberando al arte y al artista del encajonamiento del mercado.
Podría extenderme en este tema, pero no es el caso. En cambio, si es
pertinente preguntarnos si tenemos los líderes adecuados para enfrentar estos
retos, que no son de un futuro lejano, sino que ya están aquí. Por ejemplo, ¿Cómo
habremos de organizar la sociedad para enfrentar los retos que surgen de esta
nueva realidad?
Entonces, volviendo al tema y al municipio, podemos tener la certeza de que
se necesitan liderazgos muy incluyentes, frescos, realmente democráticos,
capaces de crear una cultura de la paz, de la convivencia, del compartir, de la
fraternidad y la libertad. En otras palabras. tenemos que comenzar a pensar que
el paradigma de la dominación, -que ha guiado a la humanidad desde sus
comienzos hasta hoy-, ha entrado en crisis y pronto dejará de ser vigente. La
lucha por lo que muchos llaman el poder, que no es otra cosa que una
forma camuflada de la dominación, está perdiendo sentido y en su lugar se
instalarán diversas formas de cooperación en la acción productiva, las alianzas
interempresariales, nacionales y extranjeras son un ejemplo y la transformación
de la diversión en una industria multinacional, así como el turismo es otro
ejemplo.
Sin embargo, el punto es que en todas las clases y grupos sociales aún este
paradigma de la dominación predomina. Pero, también es cierto que nunca antes
en la realidad, en los hechos, frente al avance de la ciencia y la tecnología,
había sido tan dura y enfáticamente cuestionado. ¿Cuánto durarán en entenderlo
quienes hoy se creen dueños del mundo? Y, ¿Cuánto dolor y sufrimiento causarán
antes de entenderlo? Ya no es un problema de ideologías, de utopías, o teorías futuristas,
es una realidad que avanza velozmente.
Ciertamente otro de los problemas agobiantes que estamos padeciendo es el
de la inseguridad. Inseguridad que obedece a diversos factores. Uno de ellos
sin duda es la pérdida de valores (valores personales y sociales) en todos los
estamentos y clases sociales. A propósito, deberíamos preguntarnos que debería
ser un valor frente a la actual realidad. Solamente la consideración de este
hecho plantea la necesidad de una transformación sustancial en el sistema
educativo, tanto en los métodos de enseñanza, como en las relaciones maestro-alumno,
alumno-alumno de los maestros entre si y de estos con los directivos, así como
en el de qué estudiar y cómo hacerlo. Es decir, una modificación fundamental de
las relaciones de poder en los colegios y demás centros educativos. Incluso en
las relaciones poder-saber en la que se inscriben las luchas entre las diversas
escuelas del saber, del conocimiento y el poder.
Bien, pero decía que este es uno de los aspectos que inciden en la
inseguridad y la violencia. Resulta que aquí se considera violencia solamente
la actuación indebida y criminal ejercida por grupos por fuera de la ley.
Ciertamente estos grupos deben considerarse como factores causantes de
inseguridad y por tanto de violencia. Pero, ¿Qué tal la escala para clasificar
la acción de los gobiernos que acallan por la fuerza la voz de los inconformes,
ante las acciones desarrolladas por los gobiernos antipopulares, que ocultan
mediante el terror los crímenes y robos de altos funcionarios del Estado? ¿Cómo
en Chía, por ejemplo, se eligen y se reeligen personajes, cuyas relaciones con
los depredadores del medio ambiente, son por lo menos sospechosas? E igual en
el plano nacional: ¿Han investigado acaso, por ejemplo, la caída de los
puentes, los constantes derrumbes en las carreteras y muchos otros hechos,
cuyas causas o factores causantes, precisamente se ignoran en esa planeación? Es que las fuertes lluvias y las condiciones de las laderas de los
cerros colombianos no son fenómenos de hoy. Entonces, ¿por qué no buscar nuevas
formas de transporte? Este es un problema ético y es también un problema de
violencia y de inseguridad. Y en este crecimiento, por tanto, están como
responsables alcaldes y gobernadores. ¿Por qué no seguir haciendo túneles? Los
alcaldes y gobernadores no pueden seguir cerrando los ojos y manteniéndose
indiferentes ante estos fenómenos simplemente por la razón de que no son de su
jurisdicción. Tienen que exigir la acción del gobierno nacional, junto con sus
comunidades municipales.
Creo también que los alcaldes deben investigar y tomar posición clara
frente al problema de la salud, porque en este campo hay demasiadas dificultades
que van desde la atención a los usuarios, hasta el suministro de medicamentos y
el tiempo para la atención a los pacientes por parte de los especialistas. ¿Hay
suficientes especialistas en cada rama de la medicina para atender la demanda?
¿Hay becas que faciliten el acceso a las diferentes especialidades entre los
médicos generales que aspiran a especializarse, pero carecen de los medios para
hacerlo? Los millones de colombianos sin techo y sin ingresos, junto a los
venezolanos desplazados por la estupidez del gobierno de su país también son
causa de inseguridad y merecen atención de calidad e inmediata. En fin, la inseguridad
no puede reducirse solamente a las violencias de los atracos o de los asaltos
de los alzados en armas. Todas las falencias que padecen millones de
colombianos pobres constituyen actos violentos y, puesto que aquellas se
manifiestan en los municipios grandes o pequeños, los alcaldes están obligados
a prestarles atención y a exigir la atención pronta del gobierno nacional.
Además, ¿Qué pasa con el problema de la movilidad tanto interna como
intermunicipal? Tenemos que ser capaces de enfrentar este problema
regionalmente, Hay que planificar la región tanto en este sentido, como en el
del crecimiento urbano y en cuanto a los servicios públicos. No hay otra salida
porque la conurbación lo está exigiendo y no debemos seguir dilatando la
satisfacción de esta necesidad impuesta por el desarrollo mismo de los
municipios. La urbanización de Bogotá ya está en Guaymaral.
Por todo esto repito hay que apoyar candidatos jóvenes, sensatos, pero con
pensamiento integral, holístico y estratégico; no miope ni parroquial, cuya
preparación y actualización intelectual, política, económica, ambiental y
social les permite dialogar en igualdad de condiciones con los gobiernos
distrital y nacional.
¿Quiénes de entre los alcaldes que han dirigido el desarrollo de este
municipio y aspiran a repetir, han prestado la debida atención a estos
problemas? Solamente la congestión vehicular y el problema de las PETAR enuncia
que ninguno, ni de los alcaldes ni de sus colaboradores.
Un muy buen artículo para iniciar este blog. ¡Estaré siguiéndolo!!
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